Por Rafael Serrano Allely
Destaco en primer lugar los personajes, que van mostrando a través de los diálogos como se quieren, se detestan, se aproximan, se enamoran, se definen ideológicamente, se reconocen en otros, se valoran, se culpabilizan, se encelan, se desprecian, se corrompen, se arrepienten… Muchos de ellos no aciertan a comunicar sus afectos (por ejemplo Ray Y Joyce respecto a su hija Patty). Es una novela fundamentalmente de personajes.
En el primer
capítulo se plantea el germen de la novela desde que Walter y Patty se compran
una casita, que van a ir reformando, en un barrio degradado con el que se
vuelcan, hasta que se van del pueblo y
una vecina comenta: “Creo que aún no han aprendido a vivir”. A lo que yo añado: nunca es fácil aprender a
vivir, a no ser que la vida sea muy simple, lo que no es el caso.
En medio se
nos indica como Patty no mantenía contactos con sus raíces, cómo Patty dinamiza
el entorno, como se dedica exclusivamente a sus hijos (ella había elegido como
carrera el cuido de su familia), cómo reacciona Walter y Patty cuando su
hijo Joey se va a casa de la vecina,
cómo al final los vecinos terminan mostrando su desinterés por ellos y como al
final se marchan del pueblo. Y entramos en la vida íntima de los personajes.
Patty,
personaje principal, hace el recorrido desde su escasa autoestima a la búsqueda
de la felicidad. En el camino Walter, el
hombre bueno y Richard “que cobra un protagonismo insospechado en la pareja”.
Ejercita su libertad y escoge a
Walter. Los dos polos de la elección son el atractivo físico de Richard y el
atractivo intelectual y bondad de Walter. Pero con la elección no se acaba todo.
La palabra libertad es una de las que más se repite a lo largo de la narración (44 veces). Una de
ellas es cuando rompe con Eliza, persona enferma, que ejercía una perjudicial
influencia sobre Patty. “¡Era libre!”
“…Luego
esa otra libertad más general que, como ella bien sabía, estaba matándola pero
a la que era incapaz de renunciar” “La autobiógrafa casi se ve obligada a
extraer la conclusión de que se compadecía a sí misma por ser tan libre”
El padre de
Jenna: “En eso tienes toda la razón. La libertad es un coñazo” Y lo
argumenta diciendo que una sociedad de personas libres debe desprenderse de esa
lógica defectuosa y adherirse a una lógica mejor.
Joey: “Esa
no era la persona que él creía ser, o la que
habría elegido ser si hubiese
tenido libertad de elegir…”
“…fantasía
de libertad ilimitada…”
Walter:
“… no estaba hecho para la vida en libertad” en relación a Lalitha.
La libertad
y el gato. “… su privación de libertad tenía algo de lastima”
La soledad: “… la sensación de que
Bobby (gato) y él en cierto modo habían estado casados, y que incluso un matrimonio espantoso generaba
menos soledad que la ausencia de matrimonio”
Otro tema
muy bien tratado es el de la incomunicación
generacional, que llevan a conductas que se ejercen como reacción o
mecanismos de defensa, cuando en ocasiones no hay tal.
Y como
trasfondo, la corrupción que se
esconde tras proyectos en apariencia loables (minas a cielo abierto, ecología,
superpoblación, abastecimientos a Irak…)
en los que Walter y su hijo participan. Al final Walter reacciona y denuncia lo
que esconden muchos proyectos en
apariencia ambientalistas.
Dos momentos
especialmente dramáticos, bien contados
a través del diálogo, son: cuando Walter
(un hombre bueno) decide rechazar a
Patty e inicia un camino de soledad y
cuando Patty decide volver a él.
Novela recomendable,
un poco extensa.
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