Rafael Serrano Allely
Destaco en primer lugar la habilidad para tratar los
sentimientos, el mundo de los afectos, de en una persona corriente, solitaria y
desencantada que está a punto de jubilarse y que lleva a cabo una serie de
reflexiones sobre su vida y sobre su inminente situación.
Realiza un trabajo rutinario, pero no se queja de ello, más
bien al contrario, por lo menos no en todas las ocasiones. El trabajo rutinario
le permite desdoblarse y pensar al mismo tiempo en otras cosas más sugestivas.
Más bien le irrita tener que realizar algo nuevo en su trabajo que le obligue a
concentrar todo su ser en ello. “Este
tipo de trabajo no me cansa porque me permite pensar en otra cosa y hasta (¿por qué no decírmelo a mí mismo?)
también soñar”
Desde este punto de vista ya no resulta una persona tan
corriente. Y le gusta escribir. Dice que sus amigos disfrutan con sus cartas.
Incluso se plantea escribir para ocupar el ocio de la jubilación, aunque lo
descarta, igual que otras actividades de entretenimiento. “…derecho a
trabajar en aquello que quiero” aunque “no tiene claro que hacer con tanto
ocio”
Es un hombre bueno pero no perfecto, más bien una persona
fría y distante que ha fracasado en su relación con sus hijos y que después de
la muerte de su mujer se ocupa de ellos como una obligación. (“Salir
adelante era una obligación. Toda una obligación como para que pudiera sentirme
feliz”)
Bien reflejado el ambiente de trabajo, los compañeros,
crítica a los jefes, la corrupción, la relación con Dios, las relaciones con
los amigos, su matrimonio, la muerte de su mujer, la depresión que le produce…
Pero ocurre lo maravilloso: conoce en el trabajo a una mujer
joven y el contrapunto es total: sutiles aproximaciones, observaciones
minuciosas, también prejuicios, toma de conciencia de las dificultades que le
pueden acarrear la diferencia de edad, repercusión en el trabajo, en la
relación con sus hijos, sobre el tipo de relación que podrían establecer. Como
es normal también aparecen los celos. Más que celos en ocasiones toma
conciencia de su edad en relación a su joven amante.
Por todo ello creo que resulta un buen trabajo de
introspección.
El título no puede ser más oportuno: “Es evidente que Dios
me concedió un destino oscuro. Ni siquiera cruel. Simplemente oscuro. Es
evidente que me concedió una tregua”
En esta cita queda resumida la novela.
Estupendo análisis. Me encanta poder leer despacito y pensando lo puesto. Gracias por ello
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