Club Caliope
Autor: Rafael Serrano Allely
Muy al principio Marlow intenta
establecer, a mi parecer, una comparación entre su país en tiempo de los
romanos, del que dice que ha sido uno de los lugares más oscuros del mundo
(primitivos) y el país o zona africana en el tiempo que se desarrolla el relato.
En el primer caso señala que no eran
colonizadores, que eran conquistadores que desarrollaban una fuerza opresora
con violencia y asesinatos a gran escala y que, a la vuelta a Roma, el
Comandante tendría su recompensa por lo realizado.
En el segundo caso, aparte de las
enormes vicisitudes que encontraría Marlow para lograr encontrar a Kurtz, tal
como le estuvo encomendado y de constatar como la primitiva población era explotada y
masacrada, la pretendida acción civilizadora era solamente un barniz para
alcanzar el verdadero objetivo de la Compañía: conseguir los mayores beneficios
con el tráfico del marfil.
Se admitía con normalidad que los pueblos
africanos no podían ser civilizados, solo podían ser sojuzgados. El Sistema en
sí era perverso, independientemente de los principios de los europeos que
llegaban a la región africana. En todo caso si no lo hacían unos lo harían
otros.
Kurtz estaba a cargo de una
estación comercial muy importante en el verdadero país del marfil; enviaba tanto
marfil como todos los demás agentes juntos.
A Marlow le pareció un señor muy
particular, divinizado por los nativos, que podría ejercer su poder para hacer
el bien de manera prácticamente
ilimitada. Pero su evolución fue precisamente la contraria.
Después del tiempo transcurrido
desde las primeras conquistas romanas, Marlow parece indicar que no había variado mucho la
situación.
Marlow conoce el informe que
Kurtz realiza, a instancia de la Sociedad para la Eliminación de la Costumbres
Salvajes, que sirviera de guía a la
Sociedad en el futuro. Cuando Warlow
leyó el informe le pareció muy elocuente y demasiado idealista. Pero esto ocurrió
antes que, su endiosamiento por la población primitiva, le transformara
definitivamente en un ser deplorable.
Cuando al final Warlow se hace
cargo de la documentación de Kurtz, observa como al final del informe Kurtz
había añadido con letra muy temblorosa ¡Exterminar a estos bárbaros! Lo
que confirma que había abandonado todo idealismo.
Extraño resulta como Warlow que
en dos ocasiones manifestó no mentir nunca, (“Vosotros sabéis que odio,
detesto, me resulta intolerable la mentira, no porque sea más recto que los
demás, sino porque sencillamente me espanta”) mintió en dos ocasiones: borrando, cuando entrega el
informe de Kurzt, la expresión ¡Exterminar a estos bárbaros¡ que este
escribió con mano temblorosa y cuando al entrar en contacto con la prometida de
Kurtz esta le pregunta por su última palabra para vivir con ella y Marlow le
contesta que “la última palabra que pronunció fue el nombre de usted” y
no lo que finalmente dijo: ¡Horror! ¡Horror!
Estas palabras se refieren a la
explotación de la población primitiva, al trabajo forzado al que eran
sometidos, llegando incluso al asesinato y a la mutilación.
Para mí la pregunta sería: ¿Por
qué miente Warlow? ¿A quién favorece?
Creo que es una forma de decir
que la verdad, la realidad brutal de lo que ocurría en esta zona de África no
le interesaba a la civilización europea a la que se intenta proteger de sus
horrores. Es mi hipótesis.
Una gran novela.
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