No hace mucho, leímos en el Club de Calíope un
cuento de Jorge Luís
Borges —El
Libro de Arena—,
donde trata de forma maravillosa, genial, de esa forma que no sé de qué forma
es pero que quedas atrapado desde que comienzas la lectura, uno de los problemas filosófico-científicos más intrigantes
y absorbentes desde hace varios miles de años y que tantos dolores de cabeza han
levantado a hombres de todas las épocas: El Infinito.
Inspirado en la obra del matemático, físico y filósofo Arquímedes
de Siracusa, hijo de Fidias –el astrónomo- y varios siglos adelantado a su
época, “El
Arenario”
donde el gran Arquímedes
intenta explicar al rey Gelón que
es el infinito. Hay que tener presente que los griegos tenían
verdadero horror a considerar números grandes, como si fuera de sus
necesidades de orden práctico, no tuviesen realidad objetiva.
“Creen algunos, ¡oh
rey Gelón, que el número
de granos de arena es infinito; mas no ya el de los que rodean a Siracusa y
cubren las distintas playas de Tinacria, sino el de las que pueda haber en
todas las regiones habitadas y desiertas, está
lejos de serlo.”
Sinceramente, en mi ignorancia, creí que no encontraría otro
relato que me llenara tan profundamente como el de Borges, hasta que de forma
casual, tropecé
con otro gran escritor y otra, para mí, grandiosa obra: “Los limpiadores de estrellas” de Julio Cortázar, que de forma magistral trata realidad
y fantasía,
creando una estrecha relación o mejor una simbiosis entre ambas cualidades
que llenan toda la imaginación del
lector.
Aunque lejos de mí está el atribuirme funciones literarias
que no me corresponden pues mi ignorancia es grande, ambas lecturas las recomendaré
siempre a mis amigos con la única intención de que las disfruten como
yo las he disfrutado. Ninguna de estas obras termina cuando acabas la lectura.
Una recomendación que si me atreveré a
hacer es que previo a la lectura de “Los limpiadores de estrellas”
revisen por internet “la paradoja de Olbers” (en modo
divulgativo) que fue planteada a la
comunidad científica
por este físico y astrónomo,
y resuelta de varias formas, aunque la más ortodoxa fue realizada a partir de
la publicación
de Einstein de la Teoría de la Relatividad Especial. (aquí podréis comprobar
cómo el
infinito también
esta presente)
Estupenda referencia J.M.
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