21 febrero 2018

Comentario: La niña del pelo raro

Por Valeria       

David Foster Wallace escribió este relato a los 24/25 años. Realmente hay que tener mucho talento para escribir una cosa así cuando uno es tan joven. Porque este relato es terrible y humorístico, cruel y absurdo, frío y extraño, todo a la vez. Todo es un puro delirio, aunque logramos entrever a través de ese delirio una especie de lógica, esa lógica monstruosa que lleva al protagonista a ser como es. 
La historia empieza con uno de los arranques más raros que he leído: “Gimlet soñó que si anoche no iba a un concierto se convertiría en alguna clase de líquido, así que anoche mis amigos Mr. Wonderful, Big, Gimlet y yo fuimos a ver un concierto de piano de Keith Jarrett en el Irvine Concert Hall de Irvine”. Un buen arranque debe presentarnos el núcleo de la historia de una forma muy escueta. Y eso lo logra muy bien Foster Wallace. En cuatro líneas nos expone qué va a pasar. Nos habla de un grupo de seres de ficción que van a un concierto de un músico de verdad, Keith Jarrett. Y el arranque también nos sitúa en el mundo desquiciado en que va a trascurrir esta historia. ¿Quién puede soñar que se convertirá en un líquido si no va a un concierto? Pues bien, alguien que se llama Gimlet, es decir, Taladro; alguien, por lo demás, que no sabemos si es hombre o mujer y que se supone que es amigo o amiga del narrador (luego veremos qué clase de amistad se escondía bajo esta definición). Pero lo importante es que el lector sólo ha leído cuatro líneas y ya tiene una sensación nítida de la clase de mundo en el que se ha metido. Un mundo distorsionado, extraño, frío, remoto.

El narrador no para de detallarnos cosas intrascendentes acerca de su vida, hasta que descubrimos que es una especie de frígido mental y moral y sexual. Es una especie de busto de acero parlante, algo así como una estatua clásica animada y perfumada con colonia cara. No tiene ningún escrúpulo en definirse como racista y clasista. Odia a los seres inferiores que huelen mal. Alardea de su ropa cara y de su educación elitista y su salario obsceno en un bufete de abogados. Está obsesionado por las marcas y la publicidad, como tantos otros pijos. Y se siente superior a todo el mundo y disfruta humillando a los demás.

Pero vemos en seguida que algo no encaja. ¿Qué hace ese niñato pijo rodeado de punks que se llaman Taladro y sueñan que se van a licuar si no van a un concierto? ¿Y por qué va con otro punk que huele mal, Mr. Wonderful, y dice que es su amigo, si odia a los negros porque huelen mal? ¿Y por qué se pasa la vida asegurando que las drogas, en especial el LSD, no le afectan? Y sobre todo, ¿por qué necesita excitarse quemando las piernas de Gimlet con cerillas, y luego el pezón de Big con su mechero, y luego todo cuerpo humano se va encontrando? ¿Y por qué necesita que le hagan felaciones continuamente? ¿Qué diablos le pasa a ese tipo? ¿Quién demonios es?

Por lo demás, pronto empezamos a ver que la veracidad de lo que nos dice se tambalea. Fijémonos en unos cuantos desajustes entre lo que nos dice y lo que en verdad ocurre. El narrador repite con insistencia –con demasiada insistencia- que los punks son sus amigos y que va a todas partes con ellos, pero luego veremos que les conoce de hace unos meses y no son amigos, sino una mezcla de aprovechados ( él y ellos) y de colgados, y que si va con ellos es porque es un solitario y un inadaptado, igual que los punks). Y también se empeña en definir los buenos momentos de la vida, al igual que los instantes de gratificación sexual, como episodios de felicidad. Y es que hay dos palabras que se repiten continuamente en este relato: feliz y amigo. “Me hizo feliz”, “Era mi amigo”. Todo eso se repite una y otra vez. Eso es muy curioso, porque Sick Puppy repite tantas veces que es feliz, que en seguida empezamos a pensar que es justo lo contrario: un completo infeliz, y por eso mismo necesita engañarse haciéndose creer que no lo es.

 Por otra parte, hay algo infantil, incluso candoroso, en la forma de razonar del narrador, lo que demuestra que vive una especie de parálisis emocional y que su edad mental no es la de un adulto. “Aquella noche Gimlet y Tit me practicaron sendas felaciones, y también Boltpin. Gimlet y Tit me hicieron feliz pero Boltpin no; por lo tanto, no soy bisexual”. Esta estúpida forma de razonar, camuflada de racionalismo y de análisis frío, nos irá demostrando su inmadurez emocional y lo que se oculta en ella, su desequilibrio mental que roza la psicosis.

 El narrador narcisista y egocéntrico que se hace llamar Sick Puppy es un narrador capcioso, es decir, no fiable, porque nos engaña y nos hace creer lo que a él le interesa que creamos. Durante todo el relato pretende demostrarnos que le gusta dominar la situación que describe, igual que le gusta dominar a la pandilla de punks que siempre va con él. Pero, ojo, no todo es como el narrador nos dice que es. ¿Es tan feliz? En seguida vemos que no podemos estar seguros, y tampoco podemos creernos que las drogas que toma Sick Puppy no le afectan, como él dice y repite (cuando alguien insiste demasiado en algo, es que las cosas no son como él nos quiere hacer creer). Una y otra vez Sick Puppy define las drogas (LSD, sobre todo) como “sustancias controladas” que no alteran “su estado de conciencia normal”. Pero luego nos dice que ha conducido su nuevo Porsche con asientos tapizados de cuero MARCHA ATRÁS por una autopista y ha tenido que sobornar con mil dólares al policía que le puso una multa. Y aunque Sick Puppy pretenda hacernos creer que él es tan superior a los seres normales que las drogas no logran alterar su conciencia, eso no es verdad. Las drogas le afectan, quizá de otro modo, pero le afectan. Así que el lector deduce que Sick Puppy le está engañando.

En este relato los personajes no tienen nombre, sólo tienen apodo. Estos apodos suelen estar relacionados con objetos de ferretería, igual que la moda punk de los clavos y los objetos de cuero negro: Gimlet quiere decir Taladro y Boltpin significa Cerrojo de Seguridad. Otros apodos expresan un anhelo de superioridad o relevancia social (Big, Mr. Wonderful, Grande, Señor Maravilloso) que en realidad oculta la pobreza y la marginalidad en la que han vivido esos punks. Otros nombres que aparecen tienen una connotación sexual: Tit (Teta, es una chica, peluquera), y Grope (Magreo) es un punk amigo de Cheese (Queso).

Para que nos hagamos una idea de cómo suenan estos nombres en el relato original, Taladro vive con Grande y Señor Maravilloso y Cerrojo de Seguridad. Tiene una amiga peluquera, Teta, mientras que Magreo es amigo de Queso y todos son amigos de Cachorro Enfermo y Taladro es la novia de Cachorro Enfermo y por eso le deja que le queme las piernas.

En ningún momento se nos explica por qué el narrador se hace llamar Cachorro Enfermo, aunque tenemos una serie de indicios que pueden darnos una idea. El día que conoce a los punks, en una especie de ceremonia cruel de iniciación tribal, el narrador quema un cachorro que se encuentran en la casa. Por otra parte, el narrador vive en una especie de infancia prolongada, como si nunca hubiera dejado de ser un cachorro que no ha crecido. Y por último, y esto es lo más importante, el narrador está enfermo. Mentalmente enfermo. No sabemos si él se ha puesto el nombre o si se lo han puesto los punks, y me inclino a pensar que se lo han puesto los punks. Pero es muy curioso que el narrador se dé cuenta de su propia monstruosidad cuando el punk Queso le pregunta por qué le llaman Cachorro Enfermo. Esa pregunta hace que el narrador se enfurezca y sienta el deseo de quemar a Queso, pero también le despierta el recuerdo de las verdaderas razones por las que él ES en realidad un cachorro enfermo.

Y esto nos lleva al TRAUMA INFANTIL que oculta el personaje de Sick Puppy. Porque a los ochos años, a mano de su padre, sufrió la más violenta de las agresiones que vemos en todo el relato, su -recto e integro- padre, le quemó el pene al sorprenderlo intentando practicar el sexo con su hermana de diez años, - la niñita de papá-. Desde entonces, Sick Puppy ha desarrollado una psicopatía muy particular, como todas las psicopatías. Se ha quedado impotente y no puede practicar el sexo con penetración. Por lo tanto, sólo consiente las felaciones, que practica de una forma obsesiva, casi agónica, ya que gracias a la bestialidad de su padre, asocia el placer sexual con la necesidad de quemar a alguien. De hecho, durante el relato se pasa la vida quemando piernas y brazos.

     Por culpa de ese trauma de infancia, Sick Puppy ha desarrollado una extraña forma de medir la experiencia. Todo lo que le resulta satisfactorio a nivel instintivo, todo lo que sirve para garantizar su superioridad, lo mide con el concepto de “hacer feliz”. La felicidad, para él, es la unidad de medida de la satisfacción de sus instintos. Y más adelante, el punk Cheese, que es muy inteligente, le discutirá este concepto, cosa que en cierta forma perturbará al narrador y ocasionará su “regreso a la normalidad emotiva”, aunque no sabemos cuánto tiempo durará ese regreso o si será sólo un chispazo fugaz que en seguida volverá a ser sepultado por la psicosis.

      Sabemos que un relato debe contener una transformación del protagonista, por sutil o impalpable que sea. ¿Se cumple esta regla en este relato? Sí, de una forma muy sutil, pero se cumple. Ya lo decía antes. Hay un momento en que el narrador deja de ser el mismo que era al principio. Veremos cómo ocurre esta transformación.

     HAY DOS PERSONAJES IMPORTANTES que intervienen en esta transformación: GIMLET y CHEESE. Ya sabemos que la narración de Sick Puppy pretende trasmitir poderío, dominio de la situación, frialdad y seguridad. Pero poco a poco vamos viendo que no es todo como él aparenta. Dice que él no es nihilista ni es un personaje desvalido, pero en realidad es un nihilista y también un desvalido, aunque sea millonario y gane una fortuna trabajando de abogado para las empresas que tienen que atender las reclamaciones de sus clientes. No sabemos cuál es su nombre real. Y si se llama SICK PUPPY, ese apodo puede ser una alusión al cachorro que Big atrapó y empapó de gasolina la noche que conoció al grupo de punks, y que luego el narrador quemó para imponer su liderazgo en el grupo (ese hecho atroz proyecta una sombra inquietante sobre todo el relato y se extiende hasta el final abierto de la niña que huye en brazos de su padre). Pero en realidad, Sick Puppy es un hombre habitado por el VACÍO. Es pura fachada, dinero, apariencia, nada más. Si está con los punks, si se engaña a sí mismo y nos intenta engañar a nosotros diciendo que son sus amigos, es porque está más solo que la una. No tiene a nadie. Está solo, solo y enfermo. Y en su mente, aparte de traumas y obsesiones fálicas, sólo hay una enorme Nada que el intenta camuflar con un enorme Todo, como le dice muy bien el inteligente punk Queso, alias Cheese.

      Ya sabemos que hay un momento en este relato en el que Sick Puppy sufre un cambio de actitud que le revela la realidad que él se ha empeñado en mantener oculta. Y ese cambio se produce en dos fases. En la primera interviene Gimlet, Taladro.

GIMLET es un personaje fascinante. Su verdadero nombre es Sandy Imblum y es de Deming, Nuevo México (es el único personaje que tiene una identidad real al margen del mote adoptado dentro del grupo). Es la subordinada de Sick Puppy (una especie de amante del jefe de la tribu) y la que dirige la jerarquía paralela del grupo. Es fea y calva. Tiene una amiga peluquera, Tit. Su nombre, Taladro, nos plantea problemas para saber qué sexo tiene. Luego descubrimos que es una chica, pero al principio del relato se le podría confundir fácilmente con un chico.

Gimlet toma muchas drogas, y al principio creemos que sus delirios se deben al LSD, aunque luego descubrimos que Gimlet está tan traumatizada y enferma como Sick Puppy, lo que establece una simetría entre los dos personajes (recordad que DFW es un obseso de las simetrías y las figuras geométricas). Gimlet está obsesionada por los desechos radiactivos, pero sus visiones estrambóticas (o dalinianas, más bien) son tan extrañas que llegan mucho más lejos que el simple despendole. En realidad, el cerebro de Gimlet parece un cerebro diseñado por Dalí. Y todo el relato está repleto de los delirios psicotrópicos de una pobre chiquilla loca, -quizás violada por su padrastro, como intuiremos más tarde-, una perturbada que se empeña en practicarle felaciones a Sick Puppy porque éste la acepta y finge comprender sus locuras y sus sueños disparatados.

Uno de los mejores componentes del relato es la extraña relación afectiva que une a Gimlet con Sick Puppy. Porque en la relación de sumisión de Gimlet hay muchas motivaciones interrelacionadas de las que ni siquiera ella misma es consciente. Y si Gimlet necesita humillarse ante Sick Puppy, es porque siente una necesidad de protección, pero también necesita expresar su sexualidad trastornada, y someterse a su instinto masoquista de subordinación, y crear una dependencia emocional que le permita creer que vive un remedo de afecto humano, aunque sea a base de quemaduras y humillaciones vergonzosas. Y por todo esto, incluso llegamos a sentir algo de afecto por Gimlet, porque hace falta estar muy solo y muy mal de la cabeza para dejarse quemar por un trastornado. Y también hay que estar muy solo y muy mal de la cabeza para tener un sueño en el que uno teme licuarse si no va a un concierto de Keith Jarrett. Y no digamos ya lo que Gimlet piensa al final del relato, cuando cree ver serpientes y gusanos en el pelo de la niña, cosa que le hace sentir la necesidad de hacerse una peluca vaginal con el pelo raro de la niña, que según ella (representaba el poder mágico contra la inmolación que tienen los desechos químicos radiactivos y que si Gimlet podía cortar­lo y colocárselo en la vagina bajo el porche de la casa de su pa­drastro en Deming, Nuevo México, podrían quemarla una y otra vez sin sentir dolor ni ninguna molestia. Estaba llorando)- porque ese pelo la proteja para siempre de la radiactividad y del dolor de las quemaduras, aunque Gimlet cree que el pelo de la niña no sólo la protegerá de las quemaduras, sino que ¡le permitirá explotar en una especie de orgasmo flamígero haciendo el amor con el padre de Sick Puppy! En su razonamiento torturado y masoquista, el pelo de la niña la protege de SU PADRASTRO y del fuego al mismo tiempo, fuego que la incendia y al final la mata en una explosión. ¡Dios santo! ¡Pobre Gimlet!

     Pero hay otro aspecto en Gimlet que es esencial para entender este relato. Y es que Gimlet llora y se asustar de la frialdad en la mirada de Sick Puppy. Y ese hecho provoca por primera vez un cambio en la frialdad absoluta de Sick Puppy. Éste empieza a sentir un débil latido de empatía hacia Gimlet, cosa que se hará extensible un poco más tarde al ver que el otro punk, Cheese, también se asusta de él y se pone a llorar. Y esa muestra de emoción interior hace que la frialdad de Sick Puppy se agriete un poco y empiece a provocar un cambio de actitud. Ése es el secreto del relato, el hecho de que Sick Puppy, aunque sea durante unos segundos, deje de ser el monstruo que había sido desde que sufrió la terrible humillación que le infligió su padre.

 El personaje de CHEESE también es muy interesante. En realidad, funciona en el relato como el antagonista de Sick Puppy, ya que es el único que se atreve a plantear las cosas de un modo distinto a como quiere el narrador. Cheese no forma parte del grupo de “amigos”, sino que es un comprador de LSD que acaba yendo por casualidad al concierto con los demás punks y con Sick Puppy. Cheese es el punk más o menos civilizado –aunque tiene súbitos arranques de malhumor- que accede a cambiarse de sitio en la sala de conciertos, cuando una señora protesta por que no le dejan ver el escenario. Cheese es el único personaje que conversa con el narrador y se interesa por su vida y le hace preguntas, y ese interés y esas preguntas hacen que el interior pétreo y frío de Sick Puppy empiece a removerse, hasta que Sick Puppy empieza a sentir una cierta empatía hasta entonces desconocida. El momento crucial llega cuando Cheese le pregunta a Sick Puppy por qué quiere cambiar el ENORME TODO (aparente) que tiene por la ENORME NADA de los punks, sin darse cuenta de que todo lo que hay en la vida de Sick Puppy es una indestructible y enorme NADA. A partir de ese momento se produce el renacimiento de Sick Puppy, su trasformación. Y hay una nueva progresión en el desvelamiento de la verdad de Sick Puppy, de la que Cheese no es consciente, pero sí Sick Puppy, cuando Cheese se asusta de Sick Puppy y se pone a llorar, igual que había hecho antes Gimlet. ¿Y por qué llora? Según nos dice el narrador, “Cheese afirmó que no me entendía y que le daba miedo”. O sea, que llora por miedo. Y Sick Puppy, por primera vez en su vida, se deja conmover –o trastornar, o tocar, o inmutar- por ese llanto de otro ser humano.

 Pero hay algo más. Cheese llora porque cree que Sick Puppy es feliz, mientras que está claro que él, Queso, no lo es. Y ahí se produce el terremoto emocional que sacude a Sick Puppy. En medio de su maraña de razonamientos fríos y engañosos, algo ha cambiado. ¿Es feliz? ¿Es realmente feliz? Y de pronto Sick Puppy empieza a recordar los momentos en que NO ha sido feliz. Sus fracasos universitarios, sus fallos en los tests, y sobre todo, el recuerdo candente del día terrible en que su padre le quemó el pene.

      DFW es tan buen narrador que no hace que Sick Puppy cambie de repente y se convierta en socio benemérito de Cáritas Diocesana. Para nada. Sick Puppy sigue siendo el mismo, al tiempo que ya ha dejado de serlo. Todo ocurre a la vez: el cambio súbito y la memoria que permanece, la lucidez fugaz y el dolor permanente, la extraña empatía y la crueldad adoptada como forma de vida. Por un lado siente el deseo de quemar a Cheese, pero por otra sabemos que algo está cambiando en su interior. Y ahora llega el momento cumbre del relato: cuando Gimlet y Big persiguen al padre y a la niña del pelo raro, tenemos la impresión de que Sick Puppy va a actuar por primera vez en su vida adulta de una forma distinta a la acostumbrada. Está claro que sigue lleno de ira y de instintos incendiarios, pero también sabemos que hay algo nuevo que ha ocurrido. ¿Qué pasará con la niña del pelo raro? DFW no lo aclara, pero podemos intuirlo: Sick Puppy dejará que el padre muera, porque el padre representa a su propio padre, pero también dejará que la niña se salve del ataque demencial de los punks,-(la niña del pelo pareció despertarse en los brazos del hombre mayor y clavó una mirada fija e incesante en un servidor, que estaba sentado muy rígido en el banco de Cheese y retirando la mano de Cheese y sus antiestéticas uñas del puño de la manga de mi americana. Y a cámara lenta adopté una expresión TRANQUILIZADORA y RECONFORTANTE y FELIZ dirigida a la niña rubia y ME LEVANTÉ del banco mientras las manos de Gimlet empezaban a moverse todavía más despacio en el pelo, radiante de la niña)- porqué tomarse la molestia de levantarse del banco, los punks no necesitaban de él para arrancarle la cabellera de la niña, Sick Puppy se levanta para salvarla, porque esa niña simboliza su propia inocencia recuperada. Y eso es lo magistral del relato: el personaje que parecía inmutable ha cambiado. Foster Wallace no nos explica qué pasa en realidad en el desenlace del relato, simplemente abre la ventana y deja que nos asomemos a esa escena terrible que ha colocado al otro lado. El resto es producto de la imaginación de cada lector. 

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