Club Caliope
Autor: Rafael Serrano Allely
La narración se inicia haciendo
referencia al telegrama que recibe el protagonista en el que se le comunica la
muerte de su madre. Desde este momento te das cuenta que el relato, escrito en
primera persona, parece escrito por persona distinta a él mismo: carente de
emotividad, frio, cortante, mecánico, sin expresar la mínima contrariedad, no
ya sentimientos.
En la parte Primera Capitulo II
resume fríamente lo vivido: “Pensé que un domingo menos, que mamá estaba ya
enterrada, que iba a volver al trabajo y que, a fin de cuenta, nada había
cambiado”
Reacciones similares tiene a lo
largo del relato en relación al resto de los personajes de la novela, incluida
su amante Marie.
Su jefe en una ocasión le
propuso trabajar en Paris y le preguntó
que si no estaba interesado en cambiar de vida. “Contesté que nunca se
cambia de vida, que en cualquier caso todas eran más o menos lo mismo y que la
mía aquí no me desagradaba en absoluto” no tenía ambición, como el mismo
manifiesta"
Su forma de ser no le producía
ningún tipo de desasosiego. Este aislamiento emocional determina, a mi entender,
uno de los temas del libro: la soledad, soledad muy particular que le lleva a
no compartir sentimientos ni con su amante.
El otro tema sería lo absurda de
la vida para él, carente de sentido:
“…durante toda esta vida absurda
que había llevado…”
“¿Qué más me daban la muerte de
los demás, el amor de una madre qué me importaban su Dios, las vidas que se
escogen, los destinos que se eligen…?”
Me desconcierta un poco el que en
el juicio el acento, tanto de su abogado como del fiscal, se ponga en su fría
relación con su madre, y no tanto en el asesinato en sí del árabe.
También se resalta en el juicio la frialdad con la que asesina
al árabe cuando después de un primer disparo y transcurrido unos segundos lo
remata con cuatro tiros.
Al final del capítulo III de la
segunda parte su abogado manifiesta dirigiéndose al fiscal lo que ya señalé más
arriba: “Pero vamos a ver, ¿lo acusa de no haber enterrado a su madre o de
haber matado a un hombre?” Ambos buscaban atenuantes y agravantes del
crimen.
El juez más que acusar intenta
llevarle a que reflexione sobre su comportamiento, pero como él dice andaba
perdido con su razonamiento. Sus reflexiones no le hacen mella.
En el juicio: “Hasta cierto
punto, parecía que estaban tratando el caso dejándome a mi fuera. Todo
transcurría sin mi intervención. Estaban decidiendo mi suerte sin pedirme
opinión”
Para el protagonista la vida era absurda,
no tenía sentido ni había que buscársela.
Lacónico contestando al cura: “Le dije que no sabía qué era pecado. Lo único que me habían dicho es que era culpable. Era culpable, pagaba, no se me podía pedir nada más”
Una gran novela desde el punto de
vista literario. Pero también un gran trabajo, bien resuelto, al dar soporte
novelado a una teoría filosófica: la filosofía del absurdo.
Rafael, voy a repetirme: eres un gran lector y muy buen analista.Gracias.
ResponderEliminar