LA MUERTE DE UN FUNCIONARIO PÚBLICO. MIS NOTAS (RAFAEL)
El inicio del cuento relaciona una acción (estornudar) que
como dice el autor “no está vedado a
nadie en ningún lugar”. Lo que continúa es una reacción normal:
excusarse si ha molestado a alguien. Pero este deseo de excusarse se convierte
en una actitud obsesiva, que va en aumento y que ya no resulta tan normal.
Aunque es verdad que la conducta obsesiva puede resultar cómica al principio,
llega un momento en que resulta chocante, no previéndose el final de dicha
conducta. Por ello el desenlace es más que sorprendente: “Entrando, pasó
maquinalmente a su cuarto, se acostó en el sofá, sin quitarse el uniforme, y…
murió”
Lo que en un principio se relata como una conducta
puntillosa, escrupulosa, excesivamente acartonada, con un toque se comicidad en
la redacción, se convierte en una tragedia ante el desprecio del consejero a
admitir la excusa.
Creo que no es del todo ajeno que Anton Chejov haya escogido
como protagonista a un funcionario público, en este caso un funcionario servil,
no sólo educado, temeroso, quizás, de que su acción pudiera tener repercusión
en su futuro profesional.
Transitoriedad de la felicidad: “se sentía del todo feliz”
“Miraba, pero ya no sentía la misma felicidad”
Estructura simple, sin adornos, con repeticiones que están
al servicio de la conducta obsesiva del funcionario.
VANKA
El relato sobrecoge, no sólo por las vicisitudes por las que
pasa Vanka desde que sale de su aldea, que también, sino que después de
compartir “las dulces esperanzas” del niño, descubrimos, antes que él, la
desesperanza que Vanka volverá a retomar. Para mí aquí está el nudo fuerte del
cuento: vivir la esperanza o vislumbrarla y a continuación vivir en la desesperanza.
Muy bien trenzada la escritura de la carta con su contenido
desesperado y los recuerdos agradables de su vida en la aldea.
Por último destacar las características diferenciales de los
dos perros que acompañaban al abuelo de Vanka: dice del perro Serpiente: “Se
adivinaba, bajo aquella mascara de cariño; una perfidia jesuítica”
Mucho ha adelantado la humanidad en el tratamiento de la
infancia, incluyendo la Declaración de los Derechos del Niño, no obstante todo
será poco para garantizar a nivel individual, la educación, formación y
protección de la infancia.
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