La santa. Gabriel García
Márquez
Mis notas. Rafael Serrano
Allely
Relato donde lo real y lo
fantástico se exageran hasta limites insospechados.
No obstante, por
disparatada que pueda parecer la historia, sucesos más disparatados
han tenido el beneplácito de la iglesia. Para estos casos y
similares incluso se ha acuñado la frase de que la fe mueve
montañas.
La utilización de la
primera persona introduce un elemento de posible realismo, que no
resulta tal.
No faltan elementos de
crítica e ironía. En ocasiones se roza el esperpento: es el caso de
la burocracia vaticana, la posibilidad de trasladar al cine la
historia de la santa o cuando proporcionan al protagonista una de
prostituta que alegre su soledad.
Apoteosis final: “Entonces
no tuve ya ninguna duda, si es que alguna vez la tuve, de que el
santo era él. Sin darse cuenta, a través del cuerpo incorrupto de
su hija, llevaba ya veintidós años luchando en la vida por la causa
legítima de su propia canonización”
Esto no es más que una
vuelta de tuerca al disparate que engorda en todo momento la
asociación entre lo real y lo fantástico.
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