Mis notas. Rafael Serrano Allely
Y en el centro de todo el amor a los libros, el amor a las personas, el desamor, el odio, la venganza, el rechazo, la compasión, celos, la decadencia (caso de la familia Aldaya)
El escritor no pierde ocasión para describir un lugar o un personaje, sea o no importante para el desarrollo de la trama, aunque si contribuye a crear un cierto el clima.
Es verdad que hay episodios que de alguna manera se repiten hasta que te das cuenta de que son versiones que se van depurando a lo largo del libro y contribuyen a tensionar e interesar al lector. Cuando crees tener información suficiente resulta, que por alguna circunstancia el personaje en cuestión no manifiesta en una primera ocasión toda la información que conoce, y ello sin motivo aparente.
El protagonista, Daniel, utiliza la primera persona y tiene un conocimiento fragmentado de lo que ocurre al no ser testigo directo.
Por ello en ocasiones se incluye un narrador omnisciente, escrito en letra cursiva, que agiliza el texto y suministra datos más objetivos. Lo que es de agradecer dado el número de páginas de la novela muchas de las cuales se podrían obviar.
Es una novela escrita en ocasiones en un lenguaje poético y abundantes metáforas y no exento de humor.
Al final, todos contentos: normalizan sus vidas y el Mal Absoluto, representado por el Policía Fumero, desaparece (en manos de Julián) Esto lo veo un poco simple como colofón.
Como siempre, muy buenas observaciones, Rafael.
ResponderEliminarGracias.