Mis Notas. Rafael Serrano Allely
En general me ha gustado la novela, aunque en ocasiones he tenido la sensación de estar leyendo un tratado sobre filosofía y arte a partir de las reflexiones de la Señora Renée, portera de un inmueble burgués de Paris, y como consecuencia desentendiéndome de la protagonista.
¿Había necesidad de resaltar tanto la gran cultura que como autodidacta poseía la señora Renée con reflexiones de tan alto nivel?
Si me parece muy interesante el lugar que como observadora
coloca la escritora a la protagonista
con su bagaje cultural: los habitantes del inmueble, de la alta burguesía son
observados, analizados y criticados por la portera en el mundo de las apariencias en que se desenvuelven todos ellos.
Ella por su parte esconde sus conocimientos y aficiones y se
muestra con la personalidad que le correspondería a una portera y es tratada
como tal. Incluidas las vejaciones propias hacia el servicio.
Llega a poner la televisión con programas que podrían ser
propios del nivel cultural que correspondería a una portera, pero es sólo una
forma de aparentar su status ya que en realidad está leyendo o escuchando
música. Y no está interesada en esconder ni disimular sus maneras y aspectos toscos, al contrario. Y si hace
amistad con Manuela, también del servicio, es porque se muestra tal como es.
Representa la no apariencia.
La otra protagonista, Paloma, es una adolescente
contestataria, que critica fuertemente a su familia, pone de manifiesto el
vacío de su vida y se plantea suicidarse a los 13 años y quemar su casa.
Mientras escribe pensamientos profundos. ¿Propios de su edad?
Aunque les separa la edad y la procedencia social tienen algunas
cosas en común que voy aunando, aunque todavía no se conocen: la autenticidad,
la crítica del entorno, los gustos. Cuando se ponen en contacto la aceptación
mutua se produce de manera natural. Esto ocurre ya avanzado el libro.
No obstante hay una diferencia radical entre ellas: Paloma
piensa terminar con su vida y Renée, después de conocer al japonés Kakuro,
entra en otra dimensión y descubre nuevas relaciones más satisfactorias.
Paradójicamente ocurre lo contrario, es Renée la que muere en
un accidente y es Paloma la que cambia radicalmente su concepción de la vida.
El título del libro no puede ser más oportuno. En él se
condensa el perfil de la para mi protagonista principal: Renée: “La señora
Michel tiene la elegancia del erizo, por fuera está cubierto de púas, una
verdadera fortaleza, pero intuyo que, por dentro, tiene el mismo refinamiento
sencillo de los erizos, que son animalitos falsamente indolentes, tremendamente
solitario y temiblemente elegante” Y
todo ello a pesar de su aspecto tosco y sus maneras.
Para mí el gran tema es
la soledad que se produce al no poder compartir lo que se piensa. Lo que se aminora cuando Renné
conoce a Kakuro, que con sus maneras
refinadas es un facilitador de la extroversión de Renée.
Me parece opotuno como se autodescribe Renée y no sólo en el
aspecto físico.
Ha leído muchos libros, es una persona autodidacta y tiene
conciencia de sus límites: “un buen día me parece abarcar la totalidad del
saber… y, de repente… lo esencial se me escapa” “Pero en la seguridad de mi
espíritu, no encuentro desafío que no sea capaz de afrontar”
“Observo… que la gente no parece notar mi presencia más que
para encargarme tareas. Pero, después de todo, me digo, para eso estoy” Nadie quiere una portera con pretensiones
Paloma dice del japonés: “Ve más allá de las apariencias”
Las apariencias, el otro tema.
La reflexión prima sobre la acción
Al final de la novela vuelve a poner la escritora a Renée en
una situación especial: su inminente muerte tras un accidente le lleva a reflexionar sobre lo que significa para ella
morir y el dolor que puede causar a los que ha mantenido una relación especial:
Paloma, el japonés y Manuela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario