Mis notas. Rafael Serrano Allely
Y digo sectas en plural porque en el libro se habla de tres
sectas: la secta que como líder dirige Maina,
en la que recalaría Ezequiel y en la que se debería introducir su
hermana Isabel con el objetivo de liberarlo de ella; la secta española en la
que con anterioridad estuvo Sheila y la secta que acogió al hermano de
Isabel, que terminó suicidándose.
De este suicidio arrastra Isabel un profundo sentimiento de
culpabilidad que la escritora utiliza como motor parara que Isabel se lance al
rescate de Ezequiel, de acuerdo con el encargo que le hacen sus padres a través
del Psicólogo de la Asociación Víctimas Dependientes.
No me parece suficiente la culpabilidad para iniciar un
trabajo de tal envergadura. Habría que profundizar más en trabajos previos, en
su formación… dado el gran reto del encargo. A
las dificultades normales habría que añadir un país muy desconocido para
ella: Kenia (posiblemente no para la escritora), incluido el idioma. No se
trata de un safari con guía incluido.
“Lo único que sabía de África antes de subir al avión rumbo
a Nairobi es lo que había visto en los múltiples reportajes del canal Grandes
Documentales sobre cebras corriendo por la sabana, mujeres con turbantes y
niños desnutridos…”
El ritmo de la novela es lento en ocasiones aunque al final
se precipita todo y en pocas páginas se cierran los principales problemas
abiertos: relación definitiva de Isabel y Said, huida del líder Maine, toma de
conciencia de Ezequiel, descubrimiento del tráfico de armas y sus implicados
etc
Sólo destacaría el desarrollo de las primeras relaciones de
los miembros de la secta, entre si y con Isabel, cuando ella entra en la
comunidad y se produce el lógico recelo entre todos ellos, incluido al líder.
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