Rafael Serrano Allely
Mis notas
La sobriedad narrativa no está
reñida con la profundidad del relato que conlleva una crítica social profunda.
La imagen, que se repite a lo
largo de la narración, es muy potente:
el cura sentado en un sillón con la cabeza inclinada sobre la casulla de los
oficios de réquiem. Sintetiza la espera, también su aislamiento; los recuerdos
agradables y menos agradable; su particular conocimiento de los ciudadanos,
tanto del pueblo llano como de la clase dominante; el día que le acompañó a dar
la extremaunción a un pobre: “Pensaba que aquella visita de Paco a la cueva
influyó mucho en todo lo que había de sucederle después” Y vino conmigo. Yo lo
llevé” En efecto, Paco empezó a ser crítico con la doctrina del cura sobre la
resignación predicada por la Iglesia ante cualquier adversidad. Igualmente
fueron distanciándose de la Iglesia el resto de los ciudadanos, salvo la clase
dominante.
Mientras, el cura espera a que los amigos del
protagonista acudan a la misa de réquiem. Esto no va a ocurrir. De alguna
manera sintetiza la separación de la Iglesia del pueblo y la frustración de un
pueblo que cree, con Paco el del Molino a la cabeza, que con la República
llegará la libertad y la posibilidad de arreglar las enormes diferencias entre
los habitantes del pueblo.
“…Paco el del Molino, se sintió
feliz, y creyó por primera vez que la política valía para algo” Gran
frustración.
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