Por Miltonia
No era la primera vez, se dijo sumida en
sus pensamientos, mientras veía el devenir de personas que entraban y salían de
aquel lugar, extraño, frío, sin ninguna humanidad, donde lo único que encontró
fue las miradas de otras dos mujeres que se encontraban allí.
¿Cuándo fue la primera vez? Ni se acordaba.
¿Qué hice?, ¿dónde estuvo el error?, pensaba...
Posiblemente no habré hecho algo bien y
mereceré todo lo que me está pasando. Tengo que intentar enmendarme, muchas
veces peco de soberbia, yo soy la única culpable de toda esta situación. Mis
hijos no se merecen que yo actúe así. Total, es su padre y se porta bien con
ellos, trae el sustento a casa. Soy yo, y sólo yo, quién falla en esto, yo lo
he provocado, si no fuese como soy seguro
que él no habría actuado como lo hizo... Pero, ¿qué estoy haciendo aquí?
Debería darle una nueva oportunidad. Tampoco ha sido para tanto. Ya se sabe
como son los hombres si las mujeres no los saben llevar. Volveré y le pediré
perdón. Tiene razón, no puedo estar tanto tiempo fuera de casa y ocupándome de
otras cosas que no deberían tener importancia para mí. Debo convencerme de que
mi prioridad es mi familia y estar siempre con mi marido y mis hijos.
De repente se levantó. Y con paso rápido
abandonó el lugar donde esperaba ser atendida. Le seguían con la mirada las
otras dos mujeres que se encontraban en la estancia.
Salió a la calle. Era un día de invierno
frío. Se tocó la cara, le dolía un poco…Ya pasará, pensó, y recordó entre risas
cuando él le tocaba la cara y la besaba apasionadamente, ¡Cuánto la quería! ¡
Era la envidia de todas sus amigas. ¡Qué suerte tienes!, le decían, te llevas a
un gran hombre. Y lo mucho que te quiere, está todo el tiempo pendiente de ti. ¡Qué
envidia!...
Es verdad que el tiempo va pasando y que
las cosas no pueden ser como al principio, se dijo convencida, pero todo puede
arreglarse y estoy segura que sí le pido perdón y dejo todas las actividades
que me impedían ejercer mi labor de madre y esposa, las cosas volverán a ser
como antes y volveremos a ser una familia.
De vuelta a casa pasó por el mercado.
Voy a darle una sorpresa y a hacerle su
comida favorita, pensó. Y por supuesto, le pediré perdón. Los niños se van a
poner muy contentos. La vida puede ser maravillosa. Soy yo quien la complica.
Abrió la puerta de su casa. No se oía
nada.
Los niños estarán durmiendo todavía,
pensó y se fue a la cocina. Prepararé la comida. Menuda sorpresa se van a
llevar...
Sonó un chasquido a su espalda. No le
dio tiempo a darse la vuelta, cuando un golpe seco en la cabeza la tiró al
suelo.
De pronto, todo se volvió negro.En la
lejanía escuchaba los gritos de sus hijos y como lloraban.
De repente se hizo el silencio.
Uy n lo había leído!!m ha impresionado, para mi entender describe a la perfección todo lo q pasa x la mente de uma mujer maltratada.
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