01 noviembre 2017

Comentarios: Deutsches Requiem. Borges

Por Rafael Serrano Allely


 
Es sorprendente la capacidad del escritor de introducirse en un personaje tan complejo, con una ideología tan desacreditada que tanto daño causó en el mundo, y todo ello sin hacer ninguna valoración al respecto. Para ello el narrador utiliza la primera persona y queda para el lector hacer la reflexión y la valoración del recorrido intelectual que realiza Linde para llegar a la aceptación de la ideología nazi y las conclusiones que el protagonista sostiene una vez fueron vencidos los nazis.

A la hora de exponer su objetivo es claro: “No pretendo ser perdonado, porque no hay culpa en mi, solo quiero ser comprendido”

No se autodescribe de manera simple, sin más preocupaciones que la obediencia nazi: se atribuye capacidad de ternura y gratitud ante lo maravilloso, falto de vocación violenta…pero al mismo tiempo se reconoce como un nazi perfecto, en la linea del superhombre de Nietzsche:”Linde quiere destruir en él lo que ve en su victima: la piedad.” (aunque casi llegó a sentirla cuando se relacionó con el poeta David Jerusalem). La piedad sería el ultimo pecado del superhombre.

Era un iluminado: “Comprendí, sin embargo, que estábamos al borde de un tiempo nuevo y que ese tiempo, comparable a las épocas iniciales del Islam o del cristianismo, exigía hombres nuevos” es por ello que hace una reflexión sobre el martirio. “La guerra probaría nuestra fe”

El mundo se moría de judaísmo y de esa enfermedad del judaísmo, que es la fe en Jesús, nosotros le enseñamos la violencia y la fe de la espada”

Ideología destructiva, donde no cabe la tolerancia ni la duda: “Muchas cosas hay que destruir para crear un nuevo orden; ahora sabemos que una de esas cosas era Alemania”

Lo importante es que rija la violencia, no las serviles timideces cristianas. Si la victoria y la injusticia y la felicidad no son para Alemania, que sean para otras naciones.”





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