06 febrero 2018

Comentario: Paraiso Inhabitado. Ana Mª Matute

Por Emilio Márquez Araujo


Biografía: Nació, y murió con 89 años en Barcelona (1925-2014), si bien, vivió en muchos sitios.
 Tuvo una infancia marcada por su delicada salud.
  
Su bibliografía es muy extensa y ha recibido múltiples premios, estando nominada al Nobel en cuatro ocasiones.

Ha sido un testigo mágico de la literatura en España.

 Su obra está muy ligada al mundo infantil. Sin embargo, los cuentos no era su fuerte y una vez dijo: “Un buen cuento debe ser breve, redondo y jugoso como una naranja. Es muy difícil escribir un cuento, un buen cuento.”

“Escribir es mi vocación”. “Escribir es mi forma de estar en el mundo. Mi vida es la literatura”.

A los diecisiete años escribió su primera novela, Pequeño teatro, se publicó años después.
─ 1949 quedó semifinalista del Premio Nadal con su novela Luciérnagas que fue censurada y no se publicó.

─ 1952 premio Café Gijón por Fiesta al Noroeste.

─ 1954 premio Planeta por Pequeño Teatro

─ 1958 premio de la Crítica y el Nacional de Literatura por Los Hijos muertos.
─ 1959 premio Nadal por Primera memoria.
─ 1996 fue nombrada académica de la Real Academia Española de la Lengua, ocupando el sillón K. Y escribió su obra preferida Olvidado Rey Gudú.

─ 2008 se publica “Paraíso Inhabitado”, tras un parón de 8 años. (Dice la autora: “No es una obra autobiográfica, pero sí que hay afinidades entre la niña que fui y la protagonista del libro”)

 ─ 2010 fue galardonada con el Premio Cervantes, el más prestigioso de las letras españolas. En la presentación, dijo: “Y me permito hacerles un ruego: si en algún momento tropiezan con una historia, o con alguna de las criaturas que transmiten mis libros, por favor créanselas. Créanselas porque me las he inventado.”

─ 2014 póstumamente se editó el libro “Demonios familiares”.

Mi Sinopsis

Novela que recomiendo para todas las edades. Me enganchó su literatura en las primeras páginas y así, hasta el final.

Novela melodramática que es lineal en el tiempo, sencilla y muy fácil de leer. Personajes individuales que se unen para hilar un relato estupendo de realidades humanas muy diversas.

Refleja la sociedad y la familia de la época, de forma pormenorizada e imaginativa, tal es, que parece que se está presente.

Ana María Matute hace gala de tópicos con un estilo único, en la que se unen los recuerdos, los momentos poéticos y la fantasía sin límite. Muy logradas descripciones, que nos llevan a percibir lo que se está leyendo. Narrada en primera persona por la protagonista adulta, desde un momento indeterminado, quizás en la senectud.

Parece que mezcla historia real, cercana a la República y a la dictadura de la década de 1930-1940 que se cierne a su alrededor, quizás, algo de biografía propia, adobada con ficción de forma muy creíble, crítica y emotiva.

Es una novela que expone eminentemente el mundo infantil. Relato amargo y conmovedor, con una niña que se crea su propio paraíso, ante las apariencias y egoísmos de los adultos (Gigantes) en un mundo engañoso y artificial. Esta niña entra en el Paraíso Inhabitado cuando pasa a residir en la zona noble por dejar de ser niña. El Unicornio juega un rol en su fantasía que se rompe cuando le dicen que el Unicornio nunca vuelve.

Se entretejen emociones muy fuertes de Soledad, abandono, inocencia, desprecio, egoísmo, egolatría, soberbia, hipocresía, desamor, miedo y más.

La protagonista, Adri, como la propia autora, tiene una madre un tanto tirana. Con tartamudeo infantil, todo su afán era esconderse y pasaba las horas haciendo de espía y leyendo todo lo que caía en sus manos, eminentemente cuentos, que le llevaban a ser feliz con el montaje de sus fantasías. Adri está “cuasi” sola, y no es ni comprendida ni querida por los familiares de su entorno, salvo excepciones (Eduarda y su padre) y va desde, muy niña, hasta la llegada a la pubertad donde se da una historia de Amor con Gavi, preciosa, mientras duró.

La desazón que tiene con la familia, se palía en gran manera, ante el comportamiento ejemplar de los sirvientes, que le hacen la vida más llevadera. Especialmente la Tata María e Isabel.

Hay pasajes con el padre, de un lirismo extraordinario.

Además de fantasías, que no fantásticas, hay magia en el ambiente.

Los momentos tristes son muchos y hay un poso alto de pesimismo y crítica, con tristeza a diestro y siniestro.

El final me ha dejado en suspenso, desorientado y con desazón. (Ni fueron felices, ni comieron perdices). Quería seguir la historia.

Frase de alto voltaje sensible: El último paseo con su padre antes de que éste abandone el hogar:

«Avanzábamos así, caminando despacito, mi mano dentro de su mano. Y entonces sentí un gran deseo de comunicar la paz o la felicidad… Pero sólo se me ocurrió apretarle la mano. Lo hice una sola vez, y casi al instante él me devolvió el apretón: y lo hizo dos veces. Con otro apretón de manos volví a decirle que le quería. Me respondió de la misma forma. Creo que nunca, ni antes ni después, he mantenido con nadie una conversación más íntima, más explícita. Ni tan bella»

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