09 mayo 2018

Comentarios: El lápiz del carpintero. Manuel Rivas

Rafael Serrano Allely

Mis notas.

Lo que más me llama la atención es como combina una situación trágica como la guerra civil, donde se encarcela a la gente por sus ideas, se mata sin juicios... y una relación amorosa entre un médico republicano encarcelado y una joven que se enfrenta, por su noviazgo con él, a una familia que se encuentra en las ántipodas ideológicas con el médico.

El realismo de la situación no es óbice para que se utilice en ocasiones un lenguaje poético y un pensamiento mágico.

Me parece que todos los personajes están bien definidos. Me llama la atención Herbal. Un personaje políedrico, capaz de lo mejor y lo peor, según esté “poseido” por el espiritu del Pintor , al que arrebató el lápiz del carpintero, o por el Hombre de de hierro.

En la P.28 se describe la situación de los presos dentro de una aparente normalidad, que nada tiene que ver con descipciones posteriores, donde aparecen los piojos, las ratas, la tuberculosis..., las malas condiciones higienícas... así como las sacas nocturnas. También aparece la solidaridad entre presos incluso con ideolgías diferentes..

Durante aquellos primeros días, todos aparentaban normalidad, presos y guardias, como viajeros sorprendidos por una avería...” “Incluso el director permitía la visita de los familiares, y que les llevasen comida hecha de casa. Y ellos, los detenidos, hacían tertulia...” “Detenidos en traje o camiseta, la larga espera, el polvo del calendario, los iba igualando a todos en el patio, como hace el sepia en un retrato de grupo. Parecemos segadores. Parecemos vagabundos. Parecemos gitanos. No, dijo el pintor, parecemos presos. Estamos empezando a coger color de presos”

La novela se enmarca dentro de un contexto histórico muy determindo. Gran parte de los personajes que se citan son reales. Cómo real fue la participación de la Iglesia en dicha guerra. Como muestra el telegrama que el papa Pío XII envió a Franco el 31 de marzo: “Alzando nuestro corazón a Dios, damos sinceras gracias a su Excelencia por la victoria de la católica España”

Me parece una buena novela, bien estructurada, a la que le sobraría gran parte del relato dedicado al abuelo de Marisa, Benito Mallo, ya que rompe de alguna manera la continuidad de la novela.



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