Por: Rafael Serrano Allely
Mis notas.
Después de haber leído
el relato, el título resulta entre irónico y sorprendente.
Sorprendente porque
esperas alguna sorpresa “histórica” y no el montaje de un
“artificio”, muy bien utilizado por ciertoo, que articula el
relato, con buen ritmo y un interés creciente.
Efectivamente la
conversión es una conversión muy particular. Una “conversión”
inducida por un preadolescente en su entorno inmediato, como
reacción a una situación tensa con su profesor, que en un
principio no tenía previsto.
Se plantea para hablar de
la adolescencia, de la educación, del pensamiento dirigido(como
resulta ser el pensamiento religioso), la represión del
razonamiento, los castigos, las contradicciones religiosas, cuando
todavía no se ha constituido, fundamentalmente, en un sentimiento
que hace que la inmensa mayoría de adultos ya no ponga en duda
dichas contradicciones de adolescente.
Las preguntas de Óscar son vistas como impertinentes y y un tono de rebeldía.
El sistema de reprobación
le hace tomar decisiones que no tenía pensada. El sólo quería
escapar.
Se crea una situación de
total expectación, donde el niño reflexiona sobre el control
mundial (sintió paz y sintió poder), el castigo en nombre de Dios y
sobre su identidad (“De repente sabes que eres tú”)
A su madre: “Promételo. Prométeme que no le pegarás nunca a nadie en nombre de Dios”
Sólo se lo había pedido
a su madre pero, por alguna razón, todos los que estaban
arrodillados en la calle prometieron que nunca le pagaría a nadie
por Dios.
Muy buen relato de un
autor judío que no tiene reparos en criticar algunos aspectos del
mundo judío, en ocasiones de manera irónica.
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