Club Caliope
Los
recuerdos de mi infancia se agolpan en mi mente. ¡¡¡Es curioso!!!
Hace tiempo que sueño con ellos, que los tengo cada día más presentes.
Aunque, claro está, esos días, ya no volverán.
Recuerdo, como si hubiese sido ayer, esa casita en mi pueblo, donde me topaba, cada vez que salía a la calle, con mis vecinos y amigos de siempre.
Las tardes ¡¡¡ pero
que tardes más divertidas!!! Donde estaba en la calle jugando con mis amigos,
donde el tiempo se detenía, y lo único que estaba en mi mente era jugar y
divertirme. Nunca me sentí sola.
Esos años que ya no volverán.
Rememoro continuamente, como mi abuela y yo nos íbamos a dar largos paseos por el campo, cercano a mi casa, como veíamos la puesta de sol, entre campos repletos de amapolas.
Esos
años que ya no volverán.
Desde
mi ático en pleno centro de la ciudad, añoro esos años felices vividos. Y
muchas veces me pregunto.
¿Valió
la pena tanto sacrificio? Tantos años de lucha.
Tanto
no vivir, por alcanzar un status, que, a fin de cuenta, es solo eso.
Me
voy a la cama, e intento dormir. ¡¡Ayyy!! Dios mío. Como echo de menos
dormir del tirón 8 horas.
Me
tomo un Valium. Desde mi ático,
tengo unas vistas maravillosas de la ciudad.
No
puedo dormir. Sigo con los recuerdos de mi niñez. De repente, suena el
teléfono. Es él. No contesto. Para qué.
Intento
dormir, pero no lo consigo. Me preparo una copa con algo fuerte,
posiblemente, así conseguiré dormir unas horas. Mañana tengo una reunión muy
importante, donde probablemente, haga un negocio muy lucrativo. Ganaré mucho
dinero. Después de todo esa es mi misión y para lo que sirvo.
Sigo
y sigo. No me lo quito de la cabeza. Sigo pensando y recordando tiempos
pasados.
Esos
años que ya no volverán.
Después
de mucho dar vuelvas y vueltas en la cama, consigo dormir unas cuentas
horas. El despertador me hizo volver a la realidad de un nuevo día.
Me
ducho y me enfundo en un traje de chaqueta, acorde con la ocasión que me
esperaba, y me pongo mis zapatos de tacón más sugerentes.
No podía ser para menos. Era mi gran día. Lo llevaba esperando desde hacía mucho tiempo.
Por supuesto, triunfé. Conseguí mi objetivo, por lo que había estado luchando.
Mis
colegas y yo nos fuimos a celebrarlo. Negocio redondo. Unas copas en el bar de
moda de la ciudad. Mucha gente, mucho tumulto. Caras desconocidas para mí,
felicitaciones de gente que ni siquiera conocía. Falsas adulaciones, todo
falso.
Mi
mente está en otra parte.
Esas meriendas para celebrar mi cumpleaños, con todos los niños de barrio. La tarta que me hacía mi madre. Nunca he comido otra tarta igual. Mis amigos, mis hermanos y primos jugando en la calle, después de la merienda.
Me
viene a la mente, esos retazos del pasado continuamente.
Esos
años que ya no volverán.
Vuelvo
sola a mi casa. A ese ático con vistas maravillosas de la ciudad.
Mañana
será otro día.
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