Club Caliope
Autor: Rafael Serrano Allely
Creo que no se trata de una novela histórica en sentido
estricto, aunque la narración está fuertemente vinculada a un contexto
histórico: la situación del campesinado,
en este caso extremeño; la distorsión que provoca la Guerra Civil; la inmigración
a Cataluña y sus enormes dificultades; la participación de uno de los
personajes en la División Azul y en el Sahara; la presencia de la Iglesia, a
través de dos curas, que influyen en los personajes, lo que no era anormal en
aquella época y en general los usos y costumbres propios de la época en que se
sitúa gran parte de la narración.
Desde este punto de vista la novela está fuertemente
enraizada en estos hechos, de tal manera que el soporte le da una fuerte
credibilidad. Pero creo que trasciende el hecho histórico: el resentimiento
intrafamiliar; el cómo se pasa del amor al odio; la culpabilidad; la huida de
una situación de desesperanza, como es el caso del protagonista, que llega
incluso a intentar modificar su aspecto físico y esconder su pasado, pero el
pasado le puede y aunque odie a su padre es el que más se le parece; su ascenso
social no le da la felicidad; violencia generacional que deja profundas heridas
(“Si, también soy propenso a la cólera,
como mi abuelo, como mi padre” “El menor incidente llega a causarme una
insoportable tensión emocional”), en general aprecio un cierto determinismo.
Es una novela de gran dureza donde los personajes viven al
límite de las penalidades que una persona puede soportar. Violencia
intrafamiliar y hostilidad del medio en que se desenvuelve la vida de tres
generaciones.
Me parece muy acertada la distribución que se hace desde el punto de vista narrativo: en primer lugar
la utilización de la primera persona que utiliza Diego Martín desde su personal
profundidad y en segundo lugar la utilización de un narrador omnisciente que de alguna manera corrige la subjetividad
del mismo y plantea una perspectiva más amplia del resto de los personajes y
del protagonista.
Al final de la narración el escritor humaniza la trayectoria
de Diego Martín y su padre Antonio, cuyo nombre conocemos al final del relato.
En el escrito que Antonio le dirige a Diego, su hijo el mayor,
entre otros extremos destaco:” Me habría
gustado ser como querías que fuera… No había cariño, ni palabras que no fueran
imprescindibles, ni abrazos ni carantoñas… Te odias porque me querías… Soy el
único culpable… No sabía ser hombre, ¿Cómo iba a saber ser padre? Te abandoné,
deje que te marchara aquella noche porque no supe pedirte perdón… Siempre te
quise. Nunca supe quererte”
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